a more present mind

 

The mirror maze

When I decided to do a yoga training in Costa Rica with evolation yoga I knew that it implied for me a total change of life for a month. I had to exchange my fully independent life for a life in a “colony” of 14 people during 24 hours a day, sharing the same house and the same schedules with everyone. This total shift in dynamics was not easy for me during the first week (not only for sharing spaces but also for giving up on my routines).

However, as the days passed, I began to change my mind, in the same way I learned to change it last summer during my practice in a yoga studio full of people (where there was very little space for yoga mats and I was practicing almost touching my “neighbors” in the room): the key for success was finding my own space in the middle of the crowd. I have found that this is the only way that life works, whether in a yoga studio, in a house or anywhere else.

more present mind

I realised that whenever I was feeling comfortable with myself, I was present in the moment and place, and didn’t see threats or annoyances outside me; whether in other people, the environment or external situations. As we are all connected, the only change I needed to feel good was a change in my mind… I saw that every person and every situation around me were my mirrors (like the mirrors in a yoga studio), and thanks to them I could learn something at all points throughout the day.

Even if the easiest option for me was to be alone, avoiding situations that could bring me out of my comfort zone, or blaming others for what was happening to me… I realized that my “real” training was confronting myself, looking inside my “darkness” and being able to evolve. The pure physical part of the training was done in the studio and during the lectures… but my real challenge was to see my reflection in everything around me, and try to learn (instead of complaining), my challenge was to evolve… because the things I hated most were the thing I needed most.

 

Once I found my own space (which meant being happy with my Self right here and right now), everything changed and ceased to be a problem. What I was seeing in others was simply a reflection of what I was, and thanks to this change of mind – simple but not easy – I started to learn and enjoy every minute of the day. Living a month in this “colony” was like being in a maze of mirrors, through which I learned much more than I could of in a class or practicing in a studio.

At the beginning it was not easy but I’m sure that, now that the training is over, everyone (not only me) will be very grateful. We also know that the real challenge begins now… we have to live our daily lives as if we were in a big maze of mirrors. Let’s change!

El laberinto de espejos

Cuando decidí hacer el training de yoga en Costa Rica sabía que ello implicaba para mí un cambio total de vida durante un mes (pasar de tener una vida totalmente independiente y sin más horarios que los míos a tener que adaptarnos a un grupo de 14 personas durante 24 horas y compartiendo el mismo espacio y los mismos ritmos para todo). Este cambio total de dinámicas no me resultó nada fácil durante los primeros días (no tanto por compartir espacios sino por tener que renunciar a muchas de mis rutinas).

Sin embargo, a medida que pasaban los días, empecé a cambiar el chip, del mismo modo que aprendí a cambiarlo cuando practicaba este verano en un estudio repleto de gente, en el que apenas había espacio para los colchones y casi tocabas a las personas que practicaban a tu lado: la clave era encontrar mi propio espacio en medio de la multitud (porque al final siempre se trata de lo mismo, sea en un estudio de yoga, en una casa o en cualquier otro lugar).

cambiar en la mente

Estar bien con uno mismo es estar presente, y no ver en los demás amenazas o molestias. Todos estamos conectados, y encontrarse bien en cualquier situación y con cualquier persona implica un cambio de chip…aquellos que nos rodean son nuestros espejos (tanto o más que el espejo del estudio de yoga), y gracias a ellos podemos aprender todo el tiempo.

Lo fácil es querer estar a solas, querer evitar situaciones que nos hacen salir de nuestra zona de confort, querer hacer las cosas a nuestra manera o culpar a los demás de aquello que nos sucede…sin embargo, una parte importante del training es confrontarnos con nosotros mismos, mirar hacia adentro y ser capaces de evolucionar en ese sentido. La parte puramente física se logra en el estudio, pero si queremos ir más allá, el reto consiste en ver nuestro reflejo en todo lo que nos rodea, y tratar de aprender (en lugar de lamentarse) para evolucionar…porque lo que menos nos gusta es lo que más necesitamos.

 

Cuando encuentras tu propio espacio (que al final no es otra cosa que estar bien con uno mismo en el aquí y ahora), todo lo que sucede a tu alrededor deja de ser un problema o una molestia. Aquello que uno ve o critica en los otros es simplemente el reflejo de lo que uno mismo proyecta, y gracias a este ejercicio y a este cambio de mentalidad (sencillo pero no fácil) se aprende cada minuto del día. Vivir casi un mes en esta “comuna” ha sido como estar en un laberinto de espejos, gracias al cual he aprendido mucho más que en las clases o practicando en un estudio.

Al principio no fue fácil, pero creo que todos (no solo yo), ahora que hemos llegado al final, estamos muy agradecidos por ello. Y sabemos también que el verdadero reto comienza ahora, al tener que vivir en nuestro día a día como en un gran laberinto de espejos. ¡Vamos a ello!

Paula Artal

 

 

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